lunes, 29 de junio de 2009

El Internado

Después de 1 largo año de trabajo, con guardias cada tercer día, malnutrición, desveladas, ocasionales maltratos, sensación de ignorancia total, regaños, felicitaciones, malos olores, embarradas, gritos e insultos, de tendinitis, colitis, gastriris, 1 esguince cervical, múltiples gastroenterocolitis, cefaleas, frío, calor, infecciones de vias respiratorias, el trauma de la Influenza, cirugías de muchas horas.... etc etc etc...

...me he dado cuenta que ha sido uno de los mejores años de mi vida.
Sí, muchos pensaran a veces que los médicos estamos locos o somos masoquistas, pero la verdad es que cada quien a lo suyo, mientras se tenga vocación, se disfrute lo que uno haga y no importe lo que los demás piensen.
Tuve la fortuna de rotar por un hospital privado, el Corporativo Hospital Satélite, en donde conocí a gente muy linda, que estimo y que recordaré siempre y donde aprendí cómo evaluar bien a los pacientes, y en uno público, el Hospital General de Naucalpan, en donde aprendí a hacer muchas cosas, lo que se le llama "manitas" y donde tuve que ingeniármelas en varias ocasiones para poder ayudar a lo pacientes.
De los 2, tal vez diría que me gustó trabajar más en el CHS por toda la gente con la que conviví, camilleros, enfermeras, doctores, técnicos, cocineras, etc. y por la forma en que se trabaja ahí.
Fue un buen año, tanto emocional como intelectualmente crecí muchísimo y agradezco a todas las personas quienes estuvieron involucradas en esto.
Definitivamente termino mi internado con una gran sonrisa en mi cara, aunque algo melancólica por mi partida, pero siempre con la cabeza en alto.