Cuando te escucho decir mi nombre, ese sonido salir de tu boca, las 5 letras que forman una palabra que por si misma no es nada pero al tocar tus labios se vuelve todo, la piel se me estremece, el tiempo se detiene, llega paz a mi alma y mi mundo se ilumina.
Dímelo, grítamelo, que ya no lo escucho.
Acaso has mandado señales en el viento, mensajes dentro de botellas por el mar que se han perdido?
Yo he mandado mil palomas mensajeras, pero ninguna se digna a regresar.
Así que sólo me queda soñarte, imaginar que susurras mi nombre a mi oído y recordar lo que era amar.
3 comentarios:
Gracias por tu comentario... y sí... estamos en las mismas.
Sólo difiero en una cosa contigo, no te resignes a recordar lo que era amar; ama, si no está él, ama la vida y ámate a tí.
Oh si, estoy de acuerdo, y es lo que intento hacer... Amar cada momento de mi vida y amarme cada vez mas.
Gracias!
y ¿qué era amar?
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