Ayer, Sábado, fui al rancho de mi queridísimo hermanito, Hernán. Nos la pasamos muy padre, a pesar de que hacía mucho frío. Emborrachamos a una ecuatoriana, bien chistosa, jugamos juegos muy padres, pasamos tiempo en la fogata, hubo guerra de limones y de colchonasos. Estuvo cool.
Las idas al rancho siempre son divertidísimas y bien fiestalarga. Ahora sólo faltó mi amiguísimo Sabino, que siempre se le ocurren buenas ideas divertidas y nunca deja dormir, jajaja!
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