viernes, 18 de abril de 2008

Examen Profesional de Medicina

Hoy ayudé como edecán en el examen profesional de medicina. Mi trabajo era "pastorear" a una alumna, llevarla de aula en aula para que presentara su examen oral.
Primero Bioética. La Dra. le dio a elegir el tema para desarrollar, y en general la alumna iba muy bien, hasta que le hicieron una pregunta. Primera respuesta correcta. La Dr.a siguió insistiendo en el caso hasta que la alumna cambió su respuesta... mal.
Despúes, pasamos al aula de Medicina Interna y Cirugía. El Dr. le dijo el tema que le había tocado desarrollar. La alumna comenzó a respirar cada vez más rápido, a sudar y a mover las manos mucho. Nada de lo que salía de su boca concretaba una idea. Se puso nerviosa, tanto, que hasta las cosas básicas se le olvidaron. Yo me sentía muy mal al verla así y moría de ganas por gritarle las respuestas, pero guardé silencio y sólo contaba el tiempo. Con el Segundo doctor de esa aula ocurrió lo mismo, o tal vez peor.
Pasamos al aula de Pediatría y Ginecología. La alumna estaba un poco más tranquila. Respondió más o menos bien todas las preguntas que los doctores le hicieron. Pero ellos no quedaron muy contentos.
Al salir, terminado el examen, ella me preguntó mi opinión. La verdad no sabía qué decirle. En primera, no tenemos permitido decir comentarios de esa índole porque se pueden crear muchos problemas y, en segunda, no sabía cómo poner en palabras bonitas que la había regado bastante y que yo creía que no iba a aprobar. Entonces, yo simplemente le dije que no sabía las puntuaciones y que simplemente había que esperar la deliberación de los sinodales.
Pasaron como 10 o 15 minutos y me llamó un doctor para decirme que si mi alumna traía familia, no la podía pasar al dictamen y que había sido suspendida. En ese momento, sentí muy... no sé. Feo. Tantos años de la carrera, el internado y parte del servicio para que en unas 2 horas te nieguen el título. Regresé con mi alumna y le comenté sólo lo del familiar, cuando de repente la llamaron. Entró al aula, tardó unos 5 minutos y salió con ese aire de vencida y esa cara de decepción que realmente me partía el alma.
Me dijo que no había pasado. Yo solamente le dije que no se diera por vencida y que estudiara mucho para el siguiente examen.
Ella se fue con su familiar, cabizbaja, triste.
Yo me quedé asombrada y con ganas de estudiar!!! Honestamente los temas no fueron difíciles, fueron básicos, pero el nervio puede hacer que la mente se bloquee y prefiero estudiar desde ahora, para cuando llegue el momento que yo sea la pastoreada y la que tenga que responder ante los sinodales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues si es correcto, el estudiar constantemente se hace un habito y despues es como una necesidad de sentarte a leer algo de tu carrera por lo menos una hora diaria, asi es mas facil recordar las cosas, ademas hay que tomar las cosas con calma, del piso no pasa uno cuando se tropieza, asi que nunca hay que darse por vencido en nada, especialmente cuando te gusta, acuerdate que este mundo es de amor y paz , que eso te lleva a la paciencia y serenidad, nada es para siempre mas que la muerte, pero lo que hay bueno hay que hacerlo que dure.
te mando besos , orgulloso de ti