Desde que era muy peque, mi madre nos obligaba a limpiar y ordenar nuestro cuarto. Siempre me chocó enormenente hacerlo, pero no me quedaba de otra.
Ahora que vivo sola, pensé que podría tener mi cuarto como yo quisiera. Ropa en la cama, cama destendida, zapatos en el piso... en fin, desorden sin que nadie me diga nada.
Pero, ¡Ah, no! Todos esos años de entrenamiento me condicionaron, así, como animalito.
No puedo durar más de 3 días (promedio) con el cuarto desordenado. Me he intentado rebelar contra ese sistema que mi madre implementó en mi cabeza, pero no lo he logrado. Veo el mugrero y comienzo a sentirme mal e incómoda y siento una necesidad inevitable de limpiar y ordenar mi cuarto.
Y lo peor de todo... se lo agradezco.
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