jueves, 31 de julio de 2008

ANÉCDOTA Parte 3 (Basado en una historia real)

Olivia estaba guardando las sus cosas de la oficina, pues ya era la hora de salida del trabajo. De pronto, al alzar la mirada hacia la puerta, lo vio y se sorprendió. Era Alejandro, el chico del Lincoln, de los ojos verdes y mediana estatura. Caminaba hacia ella con una sonrisa nerviosa.

Olivia se preguntaba qué hacía ese hombre ahí, cómo sabía dónde encontrarla.

Alejandro la saludó con un beso en el cachete y la invitó a salir por un café o a cenar. Olivia no estaba tan convencida, pero al mirar por la ventana y ver que unas grandes nubes grises flotaban en el cielo, recapacitó y aceptó la invitación. Finalmente, era mejor viajar en un carro que ir caminando hasta su casa debajo de la lluvia. Esa fue la razón principal por la cual aceptó la oferta de Alejandro... porque tenía carro.

Pasaron varios días y ocurría la misma situación. Él la visitaba, la invitaba a salir ella aceptaba cada cena, baile, ida al cine, a bailar.. pero siempre teniendo en mente la idea que lo hacía porque él tenía un carro y posteriormente la llevaba a casa.

Con el tiempo se fueron conociendo cada vez más. Un día, como 2 meses después, la madre de Alejandro se apareció en la tienda donde trabajaba Olivia y pasó a su oficina simplemente, como ella dijo, para conocer y saludar a la novia de su hijo. Por supuesto que Olivia se sorprendió de sobremanera, pero nunca perdió la compostura y aparte, no lo negó.

Pasaron varios meses, 5 o 6, y un día, Alejandro le propuso matrimonio. Olivia aceptó, a pesar de que realmente no lo amaba. Sentía cierto aprecio y agradecimiento por todos esos meses en que él la llevó a casa en su Lincoln, pero amor... no.

Un mes después de la propuesta, Olivia se encontraba vestida de blanco en una iglesia, intercambiando los votos matrimoniales, recibiendo un anillo, una bendición, aventando el ramo, en fin, todo lo que implica una boda.

Ella era joven, 20 años a lo mucho, y él 15 años mayor. Al principio de su vida juntos, Olivia no lo amaba. Veía todas las ventajas que tenía al estar casada con Alejandro, y siempre pensó que era una oportunidad bien aprovechada.

Con el paso del tiempo, no mucho, y sin saber si por costumbre o por cualquier otra razón, Olivia fue encariñándose con alejandro, hasta que un día se dio cuenta de que realmente lo amaba. Se dio cuenta de que él formaba una parte importante en su vida y de que sí quería envejecer a su lado, tener sus hijos, amarlo y permanecer junto a él el resto de su vida.

Esa noche de Marzo, Olivia a sus 23 años, y Alejandro a sus casi 40, consumaron ese amor que ahora era realmente verdadero.

Finalmente, nueve meses después, a principios de Noviembre, después de varias horas de trabajo de parto, nació una hermosa niña, con piel blanca, ojos verdes como su padre y cabello negro como su madre, quien después crecería a ser su adoración.



Con mucho cariño, para mi abuela.

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