A pesar de mis casi 24 años, sigo durmiendo con mi peluche.
Se llama Paplú, es un Ewok que me regaló mi papá hace uuuuuuuuuuuuuuuuuu.
Desde que tengo memoria lo he abrazado todas las noches. A veces si amanecemos juntos, pero otras, termina en el otro lado de mi cama, debajo de las cobijas o en ocasiones hasta en el suelo.
Una vez viajó hasta Monterrey, escaló y llegó a la cima de una ruta en Potrero Chico. Esa vez regresó bien apestoso y lo tuve que meter a la lavadora.
Antes era medio lacio, pero quiso parecerse a mí y ahora, tras un permanente hecho dentro de la secadora, tiene su cabello rizado jajajaja.
De todas formas, pase lo que pase, él y yo nos amamos jijiji.
3 comentarios:
que muñeco tan afortunado...ya me imagino.
Lo recuerdo perfectamente.
Sí! Aún tengo la foto.
:o)
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