Navegando vas, en un viaje sin rumbo.
Como barco de papel en medio del mar.
Con las velas abiertas, confiando en el viento,
y las corrientes dirigiendo tu camino.
Sin saber tu destino,
escuchando la melodía del oleaje,
sintiendo la brisa del océano inmenso.
El horizonte es la frontera que te lleva al infinito.
Y el viaje parece nunca terminar con cada atardecer.
No hay final, no hay principio.
Todo es sólo el momento.
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