En los últimos días me ha costado algo de trabajo despertar... no, corrección, me ha costado trabajo levantarme de mi cama.
Me despierto a más tardar a las 8am (no sé por qué no puedo más tarde), y por más que lo intento, mi cama insiste en que no la deje por al menos 1 o 2 hrs más. Claro, no me hago del rogar y bajo mis múltiples cobijas le hago caso.
Esto no puede ser bueno para mi salud, pero con el fío que entra por la ventana, la cama parece ser una buena compañera, cómoda y cálida y dispuesta a consentirme por el resto del día. A veces me dejo convencer y sólo me levanto cuando es necesario.
Pero hoy no.
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