A veces el silencio es más escandaloso que una palabra. 
La palabra puede carecer de sentimiento y puede mentir. 
El silencio dice más y casi nunca miente, porque se complementa con la mirada, que siempre dice todo sin que la boca se abra. 
La comunicación por otros sentidos existe y también cuenta secretos.
El tacto tan delicado y aquél roce accidental; la mirada coqueta con ojos sinceros; la sonrisa traviesa que delata un cachito del corazón; el perfume natural de la piel que expresa el deseo del cuerpo...
Pero creo que no hay algo igual al silencio, que, así tan callado, lo dice todo.
 
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