No me encantó, pero pues así salió y así lo dejé.
Yo aquí, tú allá.
Tan cerca y a la vez tan lejos.
Tus rosados labios, mis ojos verdes.
Tu piel como azúcar morena,
y la mía, blanca como la leche.
Te miro, y creo que anhelas tocarme.
Regresas la mirada y creo que quiero besarte.
Pero no hacemos nada, ya no podemos más.
Hay un muro entre nosotros que sólo permite mirar.
1 comentario:
Me gusta, lástima que a veces esos muros físicos o emocionales tarden en derribarse o duren mucho; peor aún si existieran para siempre. Finalmente hay que adaptarse para sobrevivir.
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