Siempre le he temido al cambio, creo que es algo normal en el ser humano, el temor a lo nuevo y desconocido. Tal vez sea porque solemos acostumbrarnos a las cosas, las personas o las situaciones; nos sentimos cómodos de esa manera y no queremos cambiar ese sentimiento.
¿A qué viene esto?
Pues porque este año, 2007, ha sido un año de grandes cambios en mi vida.
Al principio, no estuve tan de acuerdo con esos cambios, y me causaron tantos conflictos y miedos que por un momento perdí el control de mi vida y de mi ser.
La primera mitad del año fue horrible. Estuvo llena de tristeza, asombro, miedo, confusión, decepción y soledad. En esos momentos yo pensé y creí que realmente la vida no valía la pena, que las personas somos seres egoístas y malos, y terminé hundiéndome en un mundo gris, sin felicidad, sin esperanza, con mi corazón y mis sueños hechos pedazos. Yo ya no veía el sentido de despertar cada mañana y hubo veces que me quedaba en la cama todo el día, evitando contacto con otras personas, alejándome de mis mejores amigos, de mis seres queridos y de todo lo que era importante para mí. Me puse muy mal, me sentía totalmente despojada de mi misma y totalmente vacía. Vivía porque tenía que hacerlo, a pesar de que la muerte parecía llamar a mi oído a cada rato.
Comencé a vivir por simple inercia, como un robot sistematizado. Despertar, bañarme, arreglarme, manejar, estudiar, comer, dormir, etc., etc. Todas mis actividades eran vanas, sin emoción, sin sentimiento y caí en la indiferencia. Poco a poco sentía cómo mi alma iba muriendo, veía cómo Erika se iba aislando hacia el rincón.
Así paseé varios meses. Con sonrisas falsas y momentos vanos. Se me terminaron las lágrimas y construí un muro gigante...
¿A qué viene esto?
Pues porque este año, 2007, ha sido un año de grandes cambios en mi vida.
Al principio, no estuve tan de acuerdo con esos cambios, y me causaron tantos conflictos y miedos que por un momento perdí el control de mi vida y de mi ser.
La primera mitad del año fue horrible. Estuvo llena de tristeza, asombro, miedo, confusión, decepción y soledad. En esos momentos yo pensé y creí que realmente la vida no valía la pena, que las personas somos seres egoístas y malos, y terminé hundiéndome en un mundo gris, sin felicidad, sin esperanza, con mi corazón y mis sueños hechos pedazos. Yo ya no veía el sentido de despertar cada mañana y hubo veces que me quedaba en la cama todo el día, evitando contacto con otras personas, alejándome de mis mejores amigos, de mis seres queridos y de todo lo que era importante para mí. Me puse muy mal, me sentía totalmente despojada de mi misma y totalmente vacía. Vivía porque tenía que hacerlo, a pesar de que la muerte parecía llamar a mi oído a cada rato.
Comencé a vivir por simple inercia, como un robot sistematizado. Despertar, bañarme, arreglarme, manejar, estudiar, comer, dormir, etc., etc. Todas mis actividades eran vanas, sin emoción, sin sentimiento y caí en la indiferencia. Poco a poco sentía cómo mi alma iba muriendo, veía cómo Erika se iba aislando hacia el rincón.
Así paseé varios meses. Con sonrisas falsas y momentos vanos. Se me terminaron las lágrimas y construí un muro gigante...
7 comentarios:
Quisiera comentar algo porque me conmovió , pero no hay palabras que yo encuentre para expresar mi comprensión y el compartir algunos de esos sentimientos.. Muy buen escrito, es claro, ordenado, se entiende y transmite algo.
Anda pere queremos la parte 2...!!!
Queremos YA EL CAMBIO DE PEREñoña
si estoy de acuerdo, estamos a la espera de la siguiente parte.
pere ya hueva, pon algo no?
Pere estas perdiendo lectores!
PEREñoñaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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