sábado, 29 de enero de 2011

11 COLORES

Amarilla es la bebida que se desliza por nuestra boca
con sabor a sal, fuego y limón.
Anaranjado es el recuerdo en tu memoria
que intentas olvidar conmigo.
Gris el el humo que nos rodea
y te permite formar su ilusión.
Azules son los ojos con los que me miras
pensando en el rostro de ella.
Morada es la herida cicatrizando
lentamente y dolorosa en tu corazón.
Café es tu cabello por el cual paso mis dedos
sabiendo que de mí tú ves nada.
Blanca es la piel con la que me acaricias
deseando a otra mujer.
Rosa es nuestra lengua paseando nuestro cuerpo
degustando el sabor a placer.
Roja es la sangre que derramarías, no por mí,
si no por quien aún es tu dueña.
Verde es el pasto sobre el cual nos acostamos
con lujuria más que pasión.
Negra es nuestra alma por hacer lo que hacemos
sin amor, sin pensar, por instinto.

jueves, 27 de enero de 2011

Congruencia

Sí. Hay que tenerla.

Mientras doy consulta a mis pacientes (cuando tengo) me doy cuenta de que no siempre sigo las recomendaciones básicas que les doy.

Haga ejercicio.
Coma más sano.
Deje los vicios.

De hecho nunca he sido muy buena siguiendo mis propios consejos, pero al menos me entró un poco de "culpa" e inicié con pequeños cambios que a futuro sé que harán la diferencia.

Como:

1. Tomar más agua. (No me gusta el agua natural, pero bueno)
2. Hacer ejercicio. (A todos nos llega a dar flojerita, pero ánimo, condición física)
3. Comer sano. (La birria, gorditas, dulces y demás te matarán lentamente)
4. Leer. (La mente también necesita ejercicio)
5. Dejar los vicios. (Todo exceso es malo, y si sabes que algo te perjudica, mejor abandónalo)

Son cambios sencillos pero a la vez difíciles. Pero ante todo, son cambios necesarios para llevar una vida mejor.

En mi medio es muy común encontrarse a médicos que le acaban de decir a su paciente que no fume, y él mismo sale por un cigarrito.

Simplemente no es congruente.

Y como yo quiero ser congruente y no hipócrita, pues continuar con estos cambios es lo que me queda.

(Y poco a poco me he dado cuenta de los beneficios)

sábado, 22 de enero de 2011

Cielo azul, mar y palmeras verdes.

Hay sacrificios que uno tiene que hacer para conseguir lo que uno quiere.

En mi caso, es dejar atrás el cielo azul, el mar y las palmeras verdes, sustituyéndolas por cielo gris, tránsito y edificios de concreto... es el precio que debo pagar para continuar con mi preparación académica y profesional.

Se acerca la fecha de mi partida hacia la Ciudad de México. No la espero con mucha emoción. Para ser sincera, no me quiero ir. Lo único que me motiva es que veré a mi familia, mis amigos y que tomaré un curso de preparación para el examen nacional de residencias médicas.

Otra buena noticia es que al parecer, se abrió este año la residencia para medicina familiar acá en Puerto Vallarta, lo que me hace realmente feliz y me anima a echarle mil veces más kilos a la estudiada para lograr obtener esa plaza.

En fin. Sacrificios llevan a recompenzas. Esperemos.

viernes, 7 de enero de 2011

Contando sin querer llegar al final...

Un mes más y se me acaba este hermoso paraíso tropical. Siento que apenas ayer llegué con mis cajas y maletas y hoy me doy cuenta de que en 29 días estarán de nuevo empacadas y en camino a la ciudad.

Son decisiones que uno hace, de esas medio difíciles pero necesarias, de esas que definitivamente influyen en tu futuro y te cambian.

Así decidí ir a la ciudad para continuar con mis estudios, hacer la especialidad. No me fue suficiente 7 años estudiando medicina. Ahora quiero 4 años más para especializarme en Medicina Familiar. Lamentablemente, en mi queridísimo y adorado "pueblo" (como todos mis amigos lo llaman) no hay dónde hacerla. Apenas abrieron la escuela de medicina hace poco, así que de aquí a que lleguen las especialidades... ya llovió.

Pero bueno. La vida sigue y hay que hacer sacrificios para lograr nuestras metas. 4 años deben pasar rápido y en un abrir y cerrar de ojos seguro ya estaré de vuelta en mi pueblo abriendo mi propio consultorio.

Festividades

Pues ya pasó 1 año más. Se acabó el 2010 e inició el 2011.

Las fiestas estuvieron buenas. Compañía agradable, comida deliciosa y vaya que festejé y me divertí mucho.

Debo admitir que el espíritu navideño nomás no llegó, pero me la pasé muy contenta.

Recibí el 2011 admirando los fuegos artificiales y comiendo las 12 uvas mientras decretaba mis propósitos en la playa. Me encanta.

No sé por qué ahora está de moda ser grinch. En lo personal, creo que cada uno le damos el significado que queremos a las cosas, los días festivos, etc. Pienso que Navidad es una tradición muy bonita y planeo disfrutarla siempre.

La economía no permitió muchos regales, pero los que recibí los agradezco muchísimo. Esperemos que este año mejore, no por las cosas materiales, si no por la seguridad y tranquilidad que se siente al estar estables.

Mientras tanto, a disfrutar cada momento de este año.